domingo, 29 de abril de 2012

Rituales

Debía tener unos once o doce años cuando escuché hablar de un ritual para hacer en San Juan... Aquello me llamó la atención y pensé que no tenía nada de malo probar.


Se trataba de coger una bolsa y mezclar algunos condimentos. No recuerdo bien, pero sé que llevaba algo de canela. Luego la quemabas y al día siguiente, al despertar el primer nombre que escucharas sería el de tu amor para la vida.

Yo que desde pequeña apuntaba maneras en esto del romanticismo, lo hice. Me preparé mi bolsita, la quemé y me desperté al día siguiente. Y escuché un nombre. Nuria. Pensé... vaya rollo de ritual. No conozco a nadie con ese nombre, no me voy a enamorar de una mujer. Recuerdo que con indignación se lo conté a una amiga y juntas nos reímos de tal situación.

Y ahora, doce o trece años más tarde, estoy en una tarde nostálgica de Domingo pensando cómo ha cobrado sentido todo. Que casualidad o no... mi vida se llama Nuria, y lleva unos cuántos años haciéndome feliz.

Cómo te echo de menos.