miércoles, 13 de agosto de 2008

Durmiendo sola


Ahí te encuentras tú. Entre pecho y espalda. Ahí y en los infinitos recovecos restantes de mi cuerpo. Siempre había tenido los bolsillos cargados de inseguridades y escondido entre ellos algún cachito de ilusión. Les hiciste un hueco y se me fueron vaciando, quedando algún granito entre algún retal del pantalón. Y es que las faldas nunca han sido lo mío. Me siento como si me quedara en bragas. Igual que cuando nos despedimos con un beso cargado de sentimiento y de ganas de que el tiempo pase rápido para volver a encontrarnos de nuevo. Y me quedo como una sombra sin reflejo que se pierde en algún rincón de esta habitación. Sí, la misma en la que hace unos días era la persona más feliz del mundo cuando me encarcelabas entre tus brazos. Me sometería a la condena perpetua si mi cárcel fueran tus brazos. Y hoy estoy durmiendo sola…

No hay comentarios: