martes, 24 de febrero de 2009

Llenarte los bolsillos de recuerdos y abrigarte con la chaqueta roja, esa con la que me tapo cuando estoy contigo. Cierro los ojos e intento memorizar la esencia, la situación. La repleto de recuerdos para cuando estoy lejos tener la capacidad de cerrar los ojos un instante y que tu olor me robe el alma, me la succione. Me he dado cuenta que ya no la usas, quizás si te abrigaras me sentirías. Prueba a cerrar los ojos. ¿Lo notas? Es como si una avalancha de recuerdos se apoderara de mi mente, y empezaran a coser sentimientos en mi garganta y a tejer sonrisas en mi cara. Tantas como los lunares de tu espalda, con los que tantas noches he jugado a acariciarlos mientras tu duermes. Y es que no me importa si soy absurda, pero prefiero contar lunares en lugar de ovejas. Prefiero abrigarme de recuerdos y dormir en tu almohada. O saltar lianas y piedras para llegar a donde tú estés. Vestirme con tu cuerpo en un mismo pijama, y que aún cuando caiga tu estés ahí para recordarme que no va a suceder nada. Ser atrapasueños de tu vida, y desafiar teorías absurdas. Como bien me dijo una vez alguien: "Es tanto lo que me gustaría explicarte que sinceramente me faltan las palabras, o quizá me sobran".


Y hoy soy yo la que te dice

por favor.

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