martes, 15 de diciembre de 2009

Crónica de una caída

El día pintaba bien. Aún el sol se escondía detrás de unas cuantas nubes negras. Era uno de esos días lluviosos que me encantan, de los que te dan ganas de refugiarte bajo una mantita, con una buena película y una muy buena compañía. Me disponía a disfrutar el momento, cuando de repente... zaaaaaas! Mi visión del mundo pasó al ras del suelo, desde allá abajo todo se veía distinto. Conclusión: esguince de tobillo y un grado más de patosismo. A veces es mejor no plantearse como será el día, eso y llevar ventosas en los pies.

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