Y llueve.

Huele a mojado. Las gotas cayendo en el balcón me han despertado, y cómo si fuera una niña pequeña me he levantado corriendo a ver como llovía. He pasado más de cinco minutos, pegada a la ventana dejando volar mi imaginación. He pensado que adoraría que estuvieras aquí, y me hubieras abrazado por la espalda mirando como llovía conmigo. Me gusta el invierno. El frío, la nieve, la ropa abrigada, las bufandas, mis peucos, este olor a tierra mojada. Desde luego, tenía que haber nacido en otro lugar de la tierra, por ejemplo... donde naciste tú.