domingo, 21 de noviembre de 2010

Historias normales de gente normal.


Historia Número 1:

30 años casados, y muchos momentos vividos a sus espaldas. Se rumorea que forman la pareja ideal, todo un ejemplo envidiable de amor por todos los costados. Cuenta la leyenda que cuando los ves, sientes que el AMOR es eterno.

Un Domingo cualquiera se despierta, tiene una sensación extraña. De repente su mundo es otro. Y todo se desvanece a su alrededor. Lo busca... y no lo encuentra. En su lugar, la venda que ha caído de sus ojos.

Frente a ella, alguien incapaz de moverse. Paralizada. Intenta actuar de la forma correcta. Mueve sus cartas y la verdad viene como un huracán que arrasa con todo.

Ha pasado el huracán, y se han quedado con las cartas hacia arriba y mil mentiras en el aire. No pasa nada, sólo han sido unos deslices temporales. Pongamos buena cara, intentemos ser felices de nuevo. Y sino disfrutemos de la rutina.

Y allí en mitad de la nada, tras el paso del huracán, observa atentamente el desastre, y llora. Simplemente llora cuando el resto juega a mentir.

Historia Número 2:

Siete años intentándolo. Por fin.

Doctor: Está embarazada.

P: ¿Seguro? ¡Qué alegría!

9 meses más tarde asoma la cabeza al mundo. Le da miedo y se siente desubicado, pero aún así lo empujan a salir. Alláaa voy. Ups cuánta gente, que pasará aquí. ¡Bienvenido al mundo M!

Al mes siguiente, acuden a la primera revisión mensual.

Doctor: Verá, su hijo tiene X enfermedad y le queda un mes de vida.

P: ¿Cómo? No puede ser.

Siete meses más tarde, las palabras del doctor retumbaron en toda la casa. Adiós M, adiós.

Historia Número 3:

En ocasiones se siente sola, aunque normalmente está rodeada de gente. Gente que no la conoce y no saben con que sueña cada noche. La gente que la conoce dice que es fuerte, sin embargo ella se siente de cristal. Cristal roto y pegado una y otra vez. Hay días en los que se despierta sintiéndose cualquier heroína capaz de salvar el mundo, y proteger a sus seres. Otros, no tiene fuerzas. Pasaría el día en la cama aferrada a recuerdos y buscando los por qué.

A veces se pregunta si M y D abandonaron este mundo porque sabían la que se venía encima. Pero a la vez piensa, que no, seguro que no eran unos cobardes. También piensa si la observarán desde las estrellas. Quizás sí, y se ancle a esa idea para no necesitarlos y echarlos de menos.

El caso, es que sigue siendo aquella niña que creía en el amor eterno pero que se quedó en mitad del desierto que provocó el huracán que le arrancó cachitos de alma. Aquella niña que creyó que se habían marchado para trabajar en la Luna y volverían en Diciembre para celebrar las navidades.

Aún recuerda las noches en las que se asoma a la ventana y con una sonrisa y la mano alzada los saludaba. A veces, subía rápidamente a la azotea, y soltaba globos para que ellos también tuvieran su regalo.

Esa niña que guardaba Piojos en sus bolsillos hasta encontrar al definitivo. Sigue teniendo días en los que se siente una heroína, aunque cada vez son menos. Se han empeñado en bajarla a la realidad pero no se han dado cuenta de que ella está aferrada a las estrellas…

¿Se puede vivir ahí abajo sintiendo y viviendo con la verdad? – Preguntaba la niña mientras tiraban de ella…


4 comentarios:

Laurita Whitman dijo...

¡Qué tristes! Se que son historias reales pero por suerte también existen los momentos contrarios; los de satisfacción y felicidad.

:-)

¡Ojalá que tengamos más de los segundos!

Piojo dijo...

Historia 4:
Desde el instante en que "M" coincidió con "R" supo que algo en ella se escondía. Que había un buen puñado de historias que quedaban camufladas bajo aquella capa. Y supo que era capaz de hacerla feliz.Y empezó la historia.
A veces M se pregunta por dónde debe seguir, cuál debería ser el siguiente capítulo o qué se le antojará esta vez al narrador de la historia. Sin embargo el hilo conductor siempre se mantiene.Y es que las lágrimas de M sólo han de servir para diluir el pasado que algún día rodeó a R.

Laurita Whitman dijo...

Gracias por ese arranque de optimismo de "amor que cura"!

:-)

pensamientos del corazon dijo...

q triste no pioja?

no se, siento q hay telegrama guardado en cada palabra, y creo percibirlo, mas no se si me equivoco, asi q prefiero seguir como espectadora y decirte q el pasado mejor dejarlo a tras

un abrazo