Llevo toda la tarde haciendo nudos con la pulsera, la que nos compramos en uno de nuestros viajes. ¿Te acuerdas? Le he hecho tantos que casi ha terminado cortándome la circulación sanguínea. Cada nudo equivale a todas las cosas que quiero hacer ahora que estás en la casa encantada. He pensado en escribirte una nota cada día y guardarlas en el cofre de nuestros sueños, y leerlas una de las noches de Agosto mientras te abrazo fuerte y la luna alumbra tu rostro. Esos ojos que me dibujan, que me enmudecen, que me enseñaron a volar. También quiero dormir con tu pantalón, para sentirte cerca y bañarme con tu aroma. Para que cuando cierre los ojos y escuche tu voz, sueñe que estás aquí, justo aquí.
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